Baco - Dionisio

Busto de Baco, escultura romana, Museo Arqueológico de Manacor. El dios del vino aparece representado con un tocado consistente en racimos de uva y hojas de parra

Dionisio, Baco para los romanos, era una deidad de origen griego. Era el dios del vino y la borrachera, aunque también estaba asociado al teatro, la música y la agricultura. Como representante del vino en el panteón griego es muy común encontrarlo representado sosteniendo una copa de vino en su mano, pero el atributo mas identificativo de esta deidad es claramente su peinado, consistente en un tocado a modo de diadema realizado con hojas de parra y racimos de uva. En ocasiones Dionisio también era representado como un falo, haciendo alusión a la fecundidad y la vegetación exuberante, especialmente de la vid.

En el culto a Dionisio se consumían grandes cantidades de vino con la finalidad de olvidar todas las responsabilidades y preocupaciones. Aunque en el mundo griego el culto a Dionisio era de carácter orgiástico, acabó derivando a celebraciones donde la tónica general giraba en torno a la música y la poesía. Dionisio acabó convirtiéndose en el dios del teatro, y su culto se acomodó a certámenes musicales, poéticos y teatrales, teniendo como lugar de culto el mismo teatro, donde se fueron colocando altares con el mismo fin.

Dionisio dentro de la mitología griega

Dionisio nació fruto de una infidelidad de Zeus con una mujer mortal llamada Sémele. Mientras Sémele estaba todavía encinta fue descubierta por Hera, la celosa esposa de Zeus, quien fingió ser su amiga. Hera se negó a creer la historia que Sémele le contó sobre el hijo que esperaba de Zeus y exigió una demostración de que éste era un dios, pese a saber de sobras que se trataba de su marido. Sémele pidió a Zeus una muestra de poder y éste apareció envuelto en rayos achicharrándola al instante, tal y como había planeado Hera. Para tratar de salvar al feto Zeus lo metió dentro de su muslo, de donde unos meses después nacería.

El culto a Dionisio en la antigua Roma

Baco representado como un hombre entrado en años en una estatua romana del siglo I d.C, Museos Vaticanos. Se le muestra sosteniendo una copa de vino y un racimo de uvas

El culto al dios del vino llegó a Roma a mediados del siglo II a.C, en medio de una sociedad extremadamente moderada y conservadora como lo era la de la Roma republicana. Pese a esto, y bajo la excusa de adorar a Baco con fiestas rurales y teatro, no fueron pocos los romanos que copiando a sus vecinos griegos celebraban las Bacanales con orgías y borracheras descontroladas, hasta el punto de que en el año 186 a.C el senado intervino para prohibir su celebración. Esto no hizo que las bacanales desaparecieran, mas bien acabaron transformadas en fiestas clandestinas y secretas que muchas veces se convertían en reuniones conspiratorias contra el estado. Posteriormente y ya bajo el gobierno de Julio Cesar, el miedo a los actos subversivos hizo que este emperador legalizara y regulara las bacanales.

Esta es una moneda griega de plata, un tetradracma de Thasos (148 a.C). El anverso muestra a Dionisio como un atractivo joven tocado con la característica diadema de vid. En el reverso aparece Heracles o hércules. Podemos encontrar muchas imágenes de Dionisios en la numismática griega. No podemos decir lo mismo de las amonedaciones romanas, donde apenas está presente, limitándose prácticamente a las acuñaciones de tres o cuatro familias (gens) en época republicana, una clara muestra de que no era un culto especialmente aceptado por las autoridades romanas.

V.R.S